Historia

Depto. con sus circulos.
La primera fundación en territorio de Salto fue el fuerte español de San Antonio del Salto Chico fundado el 8 de noviembre de 1756 y abandonado poco después. Fue restaurado en 1768 y al año siguiente trasladado hacia la costa argentina del río Uruguay. La ciudad de Salto comenzó a formarse a partir de un campamento militar portugués en 1817, siendo elevada en el 8 de junio de 1863 a la categoría de ciudad. El departamento fue creado el 17 de junio de 1837 en territorios que antes  pertenecían al departamento de Paysandú, e incluía en  sus inicios al actual departamento de Artigas.

A fines de 1811 unos 11.004 integrantes del Pueblo Oriental decidieron acampar en el departamento durante casi treinta días. Éstos eran soldados y civiles que sirvieron de compañía al prócer nacional, el General José Gervasio Artigas. En su llegada, se asentaron en endebles edificaciones situadas sobre los rocosos saltos del río Uruguay. El éxodo como lo llamó Artigas o "la Redota" como prefirieron los paisanos se convirtió en una de las mayores proezas del Pueblo Oriental que huía del opresor instalado en Montevideo. El General se estableció allí en un campamento conocido como Ayuí.

Plaza 33 Orientales
Todos los años durante la primera semana del mes de diciembre, la Comisión de Amigos del Patrimonio Histórico, en colaboración con la Intendencia y otros grupos tradicionalistas de la región departamental, celebran esta campaña llevando a cabo una fiel representación de La Redota, que incluye bailes y eventos tanto de índole artística como cultural.

Termas del Dayman


       

El departamento es famoso por su riqueza natural, convirtiéndose quizás en una de las zonas más productivas y económicamente estables del Uruguay. La central hidroeléctrica de la Represa de Salto Grande abastece a casi la totalidad del país, y es compartida por la franja lindera argentina que se sirve de la misma para la iluminación artificial de muchos de los pueblos entrerrianos. Las fuentes de agua termal y la abundancia de piedras semipreciosas (que comparte con los vecinos Tacuarembó y Artigas), sumado a la prolífera explotación agrícolo-ganadera, hacen de Salto una región activa y extremadamente fructífera.
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